Amigo y profesor Ramón. Soy Jorge, uno de tus flautistas de la Banda Helduen. Sé que no leerás estas líneas. Sé que ya no te veré más. No sabes la tristeza que siento al pensar que cuando en septiembre se abra la Musika Eskola tu no estarás. No me cruzaré por ningún pasillo contigo y no aprovecharás para decirme alguna palabra amable, algún comentario jocoso. Qué pena Ramón, qué grandísima pena perderte. Con lo que te apreciaba, con la ilusión que esperaba tus nuevas partituras cada trimestre. Eso ya no volverá a suceder. Desde tu desaparición no he vuelto a coger la flauta, y eso que, como siempre, la tengo montada en su soporte, con el atril al lado y las últimas partituras (navideñas) que nos entregaste no hace mucho. Pero no puedo, se me saltan las lágrimas al recordarte y no puedo soplar (vaya chiste que harías tú de esto). Sin embargo, y por el mucho cariño y admiración que te tenía, la volveré a coger y la haré sonar de nuevo porque mi afición deberá superar tu ausencia, y si puedo haré que suene mejor que nunca, porque pensaré en ti y creeré que estás a mi lado, animándome y llevándome el compás con esa gracia y oficio que tenías. No te olvidaré nunca. Cada vez que suene la Banda sonará para ti, porque todos te recordaremos con un profundo sentimiento de cariño por ti y por quien fuiste y nos hiciste ser. Adiós Ramón, si donde estás te dejan venir por aquí de vez en cuando, no te dejes ver, hazte invisible ante la Banda, susúrranos los tempos, los crescendos, las síncopas y todo eso. Sonaremos mucho mejor, pero solo nosotros, la Banda sabremos porqué. Puedo decir que tuve la gran suerte de conocerte, ser tu amigo, y disfrutar de tu bonhomia y tu sabiduría musical. Te envío un gran abrazo, sin poder evitar una rabia intensa por esta pena que no sé cuánto me va a durar. Jorge
martes, 15 de agosto de 2023
sábado, 23 de abril de 2022
Los arambara (Día del Libro 2022)
Los arambara es una tribu de unas doce familias de raza negra situada al sur del Sáhara. El poblado en el que viven aislados del mundo se llama Himbasa, que en su idioma quiere decir "último lugar".
La vida es dura en este punto del planeta. Nunca llueve. No tienen más ganado que tres cabras escuálidas. Cultivan hierbajos secos que devoran directamente arrancados de su raíz. Sobreviven con el alimento que encuentran en el desierto : alimañas, cadáveres de hienas, ratas viejas, chacales. Beben de pozos de agua arenosa.
Pero desde hace unos meses, desde las dunas saharianas, han ido llegando, de uno en uno casi siempre, seres humanos de piel blanca. Los arambaras nunca habían visto a nadie con ese color de piel. Vienen famélicos, exhaustos, casi moribundos, abrasados por el sol sahariano. Hombres, mujeres, pocas veces un niño. Los arambaras desconocen su procedencia, pero las leyendas arambaras dicen que existe un lugar habitado más allá del desierto, muy al norte, a muchas jornadas de distancia, donde la arena ha sido sustituida por masas inmensas e infinitas de agua. Allí abunda el pasto, el ganado doméstico, los manantiales, los ríos, los árboles. Ellos llaman a este territorio Combasa, o "lugar feliz".
Los arambaras no lo saben, pero estos seres que van apareciendo en el poblado, huyen de ese lugar legendario porque hace poco estalló una guerra sin límites, con bombas químicas, proyectiles basteriológicos, misiles nucleares. Los pobrecillos llegan al poblado buscando alimento, refugio, cualquier ayuda, quizá un futuro.
Pero los arambaras no saben nada de esto. Su religión, creada antes de que nada existiera, dice que la llegada de seres humanos extraños es el comienzo de una nueva era de prosperidad, el final de la miseria y la hambruna perpetua.
Y agradecidos a las fuerzas de la naturaleza creadoras de todo, y sin pensarlo dos veces los arambaras descuartizan vivos a los seres blancos para devorarlos hasta quedar hartos. Se los comen crudos ya que desconocen el fuego.
FIN
domingo, 13 de marzo de 2022
miércoles, 23 de diciembre de 2020
Dorada Navidad
- Necesito ayuda, Shamir. - repuso un nervioso José suplicante – Mi mujer ha parido un niño y ...
- Si es alojamiento lo que buscas, ya te dije que no hay sitio.- interrumpió con brusquedad el posadero - Además, ¿tienes con qué pagarme?.
- No es alojamiento lo que necesito. Y sí, tengo con qué pagarte, lo tengo en abundancia.
- ¿En abundancia, tú?. No te creo.
- Hoy han llegado de oriente tres individuos que dicen ser reyes. Venían subidos a hermosos camellos y servidos por un gran séquito de criados. Se han arrodillado ante mi hijo, han permanecido orando en éxtasis unos minutos y luego se han ido, pero antes nos han obsequiado con incienso, mirra….. y además ¡esto! … - dijo José con tono triunfal sacando del morral un abultado y pesado saco, abriéndolo y mostrando su contenido -…¡oro!, ¡oro puro, Shamir!.
Una densa constelación de incontables monedas doradas titilaron como estrellas.