viernes, 25 de junio de 2010

Vasos Comunicantes

El principio de los Vasos Comunicantes dice algo de que dos recipientes comunicados entre si, parece que alcanzan el mismo nivel de liquido sea cual sea la capacidad de cada uno de ellos. Más o menos eso es lo que Julen había entendido al profesor de física, al tiempo que se distraía viendo como las nubes cruzaban el rectángulo de la ventana del aula, y su mente volaba escocida por un intenso dolor en el alma causado por otro asunto personal que no le había dejado dormir la pasada noche y le impedía tranquilizarse. Si los objetos que le rodeaban fueran seres vivos, con un sistema nervioso como el humano, su pupitre, el asiento, la mochila donde llevaba los libros y las pesadas herramientas del taller de prácticas, la ropa que vestía, las nike, el mp3, el portátil, y en casa la cama, la mesilla, las puertas del armario, ahora mismo estarían soltando alaridos de dolor por las patadas y puñetazos que Julen les había arreado en las últimas horas, cada vez que él recordaba las palabras de Amaia reprochándole la ausencia de cariño con que él la trataba, la forma brusca y ruda de besarle, de amarle. Ella no quería seguir, dijo en la penumbra del dormitorio en donde pasaban la tarde de ese domingo. Sería la última que la pasaba con él. Adiós, dijo ella.
Ha oscurecido. Los compañeros se dirigen hacia el taller de forja cuando él decide que ya esta bien por hoy, que se muera el mundo, los profesores, los vasos comunicantes o cómo se llamen, y las novias que acaban con tres años de noviazgo sin pestañear.

miércoles, 9 de junio de 2010

Llamadas

Hace una semana Koldo, mi marido, me dejó este mensaje en el contestador de casa, en el fijo para entendernos. Su tono no era triste, ni reflejaba cómo estaba su ánimo, si es que estaba porque hay acciones que ya no precisan de sentimiento alguno, se hacen o se dicen y punto. Decía el mensaje de mi esposo, textual porque aún lo tengo grabado: "Isabel, ahora mismo voy a tomar un tren, camino hacia no sé donde. Me voy. Desaparezco. No quiero seguir contigo, ni con la vida aburrida que llevamos. Lo hemos hablado muchas veces. Es inútil que me llames porque en cuanto termine este mensaje echaré el móvil al Urumea. A los hijos diles lo que mejor te parezca". Colgué para inmediatamente comprobar el estado de nuestra cuenta corriente. Se había apropiado de la mitad del saldo. Debo reconocer que siempre fue un hombre muy ecuánime.