Una vez más se
asoma inquieta a la ventana. Es muy tarde, nunca se retrasa tanto.
Nadie viene por el camino que se pierde en el horizonte, allí donde
el brillo violeta del sol casi se ha sumergido. La silueta negra de
la densa chopera se ha disuelto en la noche que ya llega. Nada se
mueve... Nada se oye...
viernes, 24 de noviembre de 2017
El peatón
Antes de pisar la acera, el peatón se asoma desde el portal. Mira a ambos
lados. Cuando se cerciora de que no hay ciclistas peligrosos por las
proximidades, salta a la vía pública.
Conforme
a la normativa municipal circula por la derecha, en este caso pegado
a la fachada. Si estuviera de vuelta, caminaría sobre el bordillo de
la acera. La parte central es para las bicis, patinetes, segway, etc.
Camina
llevando el casco reglamentario del peatón, que consiste en un
bonete metálico sujeto con velcro a la barbilla; un intermitente
naranja a cada lado, se activa o desactiva cuando el peatón inclina
la cabeza al lado correspondiente: si tuerce a la derecha, inclina la
cabeza a la derecha para que parpadee; cuando termina la maniobra, la
cabeza vuelve a su sitio y el intermitente se apaga. Se sabe que hay
en desarrollo un prototipo con espejos retrovisores, bocina.
Etiquetas:
relatos en lata
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