lunes, 24 de noviembre de 2008

El malentendido

He pasado la noche junto a mi madre. Leyéndole a García Márquez, el único autor que recuerda a sus ochenta y nueve años su cerebro aplanado por la demencia senil. "María de mi corazón" es el relato que más le gusta, cuántas veces se lo he leído en los últimos tiempos, ¿veinte, veinticinco, treinta veces..?.
Ya no ve, casi no oye, vegeta inmóvil en su camita, sólo un hilillo de voz le sirve de unión con el mundo, que únicamente soy yo y alguno de los cuidadores que por su habitación se dejan caer a cada rato.
A las seis de la mañana, oyéndose los primeros pájaros, cuando ha vencido al insomnio y los leves ronquidos me han avisado de que podía dejar de leer, cerrar el libro, contemplar durante unos segundos su rostro arrugado, tan distinto del que evoco de la memoria de mi niñez, dejar un beso silencioso en su mejilla cuarteada y fría, he salido de la habitación de puntillas
Es impresionante la melancolía que destilan las primeras luces de la mañana a través de las ventanas amarillentas de la residencia.