
dos caparazones negros se les echan encima, son mamá y papá Cucaracha, que también tienen crías que alimentar y como la familia Pulguita buscan desesperadamente algo con lo que alimentarse. Ya sabían los Pulguita a lo que se arriesgaban si entraban en terreno vedado. Es muy fácil acabar con la pareja Pulguita, el propio peso de las cucaracha los aplasta, dejándolas a las dos planchadas como si les hubiera pasado un tractor infantil por encima. Antes de echarse a la espalda el cadáver troceado de la araña, papá y mamá Cucaracha paladean lo que queda de mamá y papá Pulguita (obsérvese que unas veces es el papá a quien se menciona primero , y otras a mamá, ello es para que exista paridad de géneros y nadie se sienta subvalorado, corren tiempos de muchas suspicacias sexistas). Mamá y papá Cucaracha comen tranquilos, pues antes de abandonar el hogar han dejado a mano de sus criaturitas el "Manual de Supervivencia para Cucarachas". Saciada, la pareja Cucaracha se besa y pone rumbo a su nido cucarachil portando los hermosos pedazos del cuerpo de la viuda negra. Pero zass!!!... dos cuerpos algodonosos, blandos pero enormes, se abalanzan sobre la pareja de cucarachas. Son esposa y marido Ratón, de los Ratón de Hamelín, o sea de la tierra de los niños que se creen los cuentos. Bueno, marido y esposa Ratón llevan horas buscando alimento. Son sólo dos cucarachas que transportan los restos mortales de una bien formada viuda negra, pero menos da una ala de polilla, se dice el matrimonio Ratón en su idioma roedor. Afortunadamente se casaron hace poco así que de momento no tienen descendencia. Tanto mejor en estos años difíciles. Se limitan a comerse cada uno una cucaracha. La viuda negra se la devora enterita marido Ratón, porque a esposa Ratona le gusta cuidar la línea, y las viudas negras al alimentarse únicamente de semen macho, que es todo proteínas, engordan mucho. Casi está amaneciendo. No es aconsejable deambular a estas horas por la casa, hay que esconderse se dicen en su lengua roedor el matrimonio Ratón. Pero zass!!!...dos parejas de garras interrumpen su retirada. Son Gata y Gato que llevan días sin comer. Gata se ceba en el cuerpecito lechoso de la ratona, la zarandea, tira de ella para todos lados hasta que la descoyunta. Esposa Ratona fallece descuartizada igualito que un pollo de carnicería. El marido ratón no corre mejor suerte. Gato se lo lleva a la boca y lo decapita de una sola dentellada. Después se lo come a pequeños desgarros, para que le dure más; succionándole los jugos del cuerpo, como si se tratase de uno de esos langostinos que se sirven en las mesas por navidad.
Pero la pareja Gato, de la que hay decir que se han conocido hace unas horas, dan por finalizada su recorrido por esta casa porque acaban de entrar y no conocen nada de las costumbres de los dueños. Deciden salir. Pero zass!!!... un salabardo de pescador cae sobre ellos inmovilizándolos. Tirando con fuerza del extremo, un macho y una hembra Humana. Antes de que pareja Gato pueda defenderse, la hembra Humana atiza un hachazo seco en cada cuello de gato. Gata y Gato mueren casi a la vez, creando así un trágico y romántico instante, parecido a los de las tiernas novelas de enamorados. Enseguida, con la sangre de las presas todavía caliente, el macho Humano intenta encender un fuego rudimentario, mientras la hembra Humana despelleja los dos gatos. Aparecen crías de humano, dos niñas y un niño, ninguno mayor de cinco años. Los cinco humanos van desnudos, sucios, con largas melenas enredadas. Tan hambrientos se encuentran que no esperan a que la carne felina se ase y se ablande. Comen como las fieras, robándose los pellejos sanguinolentos, royendo varias veces los huesos, bebiendo la sangre o lamiéndola del suelo. Cuando han terminado de devorar el ultimo trozo de víscera, se chupan unos a otros los restos que han quedado del festín. Uno defeca en una esquina. A su lado una de las niñas, la mayor, se tumba somnolienta. En un descuido, como no es consciente del peligro, la otra niña sale al exterior de la casa. La hembra Humana que la ve en el porche sale corriendo a por ella... Pero ya es tarde..., no muy lejos, en la falda de la colina, un grupo de Humanos, hembras y machos, desnudos y medio cubiertos de heces y barro, con las manos desgarradas y sanguinolentas de escarbar el terreno en busca de algún alimento, descubren la presencia de ambas y se lanzan hambrientos ladera abajo, a por ellas, emitiendo terroríficos alaridos de satisfacción. Unos arrojan piedras, otros llevan aperos de labranza que esgrimen como si fueran armas. La hembra Humana grita al macho que les atacan mientras coge del brazo a la niña y de un tirón la mete en la casa; el macho atranca la puerta y - los niños se acurrucan en un rincón- ambos se preparan para defenderse.
2 comentarios:
Me ha gustado monstruo
Un blog muy interesante, gracias por la sugerencia! Besos
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