jueves, 12 de junio de 2008

Un mensaje en la botella


Ahora que tengo tiempo pensaré en la muerte como si fuera la amante más complaciente y desnuda que haya conocido. Lo haré sin mirar atrás, no quiero ver las huellas de mi mismo cuando vivía. Ha llegado de pronto una especie de locomotora llevándose mi futuro por delante. Debo empezar de nuevo, de nuevo a hablar, de nuevo a mirar a los demás bajo unos ojos que se me han cambiado. Dejaré de respirar para sentirme muerto de capirote, que los otros me lloren y pronto se dediquen a otra cosa olvidándome. Hoy no es mi mejor día, los tengo peores. Por ejemplo, hace una semana me quedé como plantado en la orilla de la playa durante horas, de pie, escudriñando el horizonte, a la espera de un barco que no llegó. Luego, las olas de la pleamar me empaparon y me tiraron sobre la arena. Un niño que por allí jugaba al balón, se partía de risa viéndome en ese estado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

tio !actualiza el blog!

Jorge Guerrero Odriozola lalunaenelsuelo@gmail.com dijo...

Hola, intentaré actualizarlo más a menudo. Agradezco este tirón de orejas, es muy estimulante el saber que alguien lee este blog. Gracias.